La pintura, como una de las artes en las que el sentido de la vista y la plasmación de imágenes es indispensable, ha sido durante toda su existencia motivo de controversia; a pesar de trabajar con algo objetivo hasta la llegada del surrealismo y todas las corrientes pictóricas extravagantes del siglo XX, siempre fue el fondo, que no tanto la superficie, lo que no dejó de provocar discrepancias entre los críticos y el público en general.

Pasamos de aquellas primeras pinturas rupestres, que parecían contar historias mucho más ricas que lo que sugerían a primera vista sus primitivas imágenes. Después, Egipto, Grecia y Roma en occidente plasmaban en sus murales crónicas religiosas, o escenas de sus vidas diarias; y en oriente, chinos, japoneses e hindúes hacían lo propio en sus papiros, creando verdaderas obras de arte que han llegado incluso hasta nuestros días. Después los diferentes estilos artísticos hicieron también mella en la pintura de todo el mundo, hasta llegar a los últimos siglos, en los que el arte ha evolucionado tan rápido y ha cambiado tanto como la sociedad en general.

Y bien, la pregunta más grande que se ha dado nunca en el mundo de la pintura, sobre todo en el último centenar de años, ha sido esta: ¿Arte o pornografía? Las pinturas eróticas, no nos engañemos, han ido de la mano en la historia del arte junto a la de la pintura convencional, sea lo que sea lo que significa eso. El erotismo, como ya hemos dicho anteriormente, ha sido siempre una fuente de inspiración para todos los artistas, y ya desde los albores del arte de la pintura se vio plasmado en todas sus manifestaciones. Sin embargo, lo que por aquellos entonces se consideraba algo natural, con obras de arte como los mosaicos romanos y el famoso libro ilustrado del Kamasutra, de pronto se convirtió en algo obsceno, gracias a la influencia de las religiones monoteístas.

Y la cosa fue a más, de hecho eso incluso acompañó a los pintores hasta hace muy poco tiempo, no han podido librarse de ello. Así, esas pinturas, o ya que vamos, esas películas, fotografías, o ilustraciones, con chicas desnudas, ¿son arte, erotismo o directamente porno? ¿Y hay alguna diferencia entre erotismo y pornografía? Bien, en la teoría sí, pero ¿y en la práctica? Puede parecernos una tontería cuando estamos en una época en la que la gran mayoría de la población vive enganchada a internet y a sus webs para adultos, pero la cosa es tan seria, que aún hoy se censuran exposiciones eróticas, por considerarlas obscenas y del todo inadecuadas.

¿Hipocresía, puritanismo, distorsión de la realidad, o directamente poca comprensión de los conceptos exhibidos en estas obras de arte? Según los artistas y algunos entendidos, decididamente pasa lo último. La diferencia entre erotismo y pornografía está más en la mente del que ve la obra, que incluso en la del creador de la misma. Y así, lo que a unos puede causar admiración por que unos desnudos puedan ser tan hermosos y despertar los sentidos, a otros los pone directamente cachondos. Nadie puede controlar la habilidad de los primeros, y tampoco la reacción de los segundos, así que, según los expertos, más que censurar una obra se debería establecer a qué franja de edad puede estar dirigida. Porque delimitar el arte en base a unas creencias que ahora nos parecen muy válidas, pero que sabemos que tiempo atrás no importaban un ardite, debería al menos ponernos a pensar.

Y por cierto, si a eso vamos, ¿quién tiene el derecho de censurar una obra por considerarla obscena, directamente pornográfica? Puesto que nadie tiene la razón universal en este tema, esa decisión es cuando menos arriesgada, aunque seguramente no hemos terminado de ver esa clase de situaciones, ni lo haremos en un futuro próximo.